"Frío...Frío...Frío". Fueron las últimas palabras que
pronunció en la televisión como mensaje de advertencia y, seguidamente, la
oscuridad reinó, la luz se había ido de la ciudad. Los grillos sus ruidos
deberían de hacer pero no se atrevían, la luna teñida de sangre aparecía...
Solo quiso irrumpir aquel terrible y espeluznante silencio un molesto e
irritante tic-tac del reloj de la pared. La noticia de que el mayor asesino de
la historia se hubiese escapado hace unas horas y que además me hubiera enviado
ese mensajito y de que cortase la luz no daba tranquilidad al asunto, ni
siquiera el mirar por la ventana donde ya no se veía ni un solo coche, ni un
solo transeúnte, ni un solo gato ni perro... Solo pude oír el vuelo de los
pájaros, que también estaban impacientes con tanto silencio en las calles. Me
puse a pensar todos aquellos momentos felices que pasamos juntos: la luna de
miel en Méjico, el viaje a Florencia, el primer hijo, un segundo hijo... aunque
la razón de ser considerado el mayor asesino no es solo el hecho de que
estuviera encerrado en una prisión de alta seguridad antes de su fuga sino que
en todos los momentos donde concebí mi felicidad fue donde cometió los crímenes
más horribles y despiadados: en Méjico mató a 26 niños y a algunos de sus
padres, en Florencia mato a 13 turistas y a sus hijos por falta de dinero, después
mato a sus propios hijos, a mis padres y a mis hermanos... Salí espontáneamente
de mis pensamientos cuando de repente oí un ruido que me asustó: alguien, con
prisas, estaba subiendo las escaleras de incendio y lo seguía un hombre que
gritó: "¡Alto! ¡Policía!". Nada más pronunció estas palabras
comenzaron los disparos entre ambos. Disparos que irradian el pánico en el
cuerpo y sacan la cara más pálida que uno podía mostrar.
El perseguidor
rompió la ventana del piso de abajo y la señora Flummyherg gritó como si la
muerte le hiciera una visita. Tuvo suerte porque el policía le salvo la vida al
aparecer rápidamente en la habitación, entrando por la misma ventana, dándole
una única opción a que el individuo saliera de allí. Hubo un momento de
silencio, corto pero inaguantable, hasta que se oyeron sus pasos acelerados
subiendo por las escaleras hasta el ático, donde yo vivía. De un disparo voló
la cerradura, le pegó una patada a la puerta y entró en la habitación gritando:
¡Querida, ya he vuelto! Yo ya me había cambiado de posición, situándome detrás
del sofá. Ahora, muerta de miedo, temblando de los pies a la cabeza, con los
ojos cerrados pero llorando, apretando mis manos que agarraban mi blusa, pedía
un milagro mientras aquel hombre que caminaba lentamente por la casa diciendo:
"Frío...Frío...Frío..." Antes desmayarme por los nervios, oí un
disparo, creía que me había matado, y no fue así: le mataron a él.
Hola Nereo sóc Johaniel la historia esta molt insteresant, has sabut situar-me molt bé en ella mitjançant les descripcions, pense que es un poc curta y al final fan falta unes poquetes linies. També hi han troços que parles en primera persona pero no se si es referixes a la xica a punt de ser assasinada o vols intterpretar-ho com si fos el narrador.
ResponderEliminarMolta sort Nereo y enhorabona.
Gràcies Johaniel per llegir-lo, acepte tot tipus de crítiques i sugestions, aixina mijoraré. Tinc un error gràmatic en un verb: envie. Ara despres el corregeix.
ResponderEliminarEl començament es fa una mica raro.... però el final està prou bé
ResponderEliminarHola, llego aquí a través del Google+. Me ha parecido muy interesante y me ha gustado. Es muy original. Un saludo desde unmomentodelectura.bolgspot.com.es y seguiré leyendo tus obras.
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