Cuando la lluvia
a través de una ventana
te enturbia;
cuando la lluvia,
frias gotas de llanto,
te sugieren el pasado
en una taza de tila;
cuando la lluvia
te recuerda al beso,
mojado de un momento seco...
¡Lluvia!
Tu eres mi dolorosa pena
que me hace recordar...
eres mi eterna condena.
Bajo la capota azul,
mirada seca y ceñida,
empapado de dolor
y apagado el corazón.
Bajo la capota azul,
un alma perdida
en los recuerdos de mi baúl.
Sólo el frío como huésped
de mi gran pobreza,
y la simple añoranza
un álbum de inútiles esperanzas.
Y grito con mis sellados labios
las ganas de perder el corazón
para poder pensar,
o la cabeza,
para poder amar.
Amar... como antes hacía,
en mi lúgubre habitación
de noche y de día
alimentando a mi corazón.
Hasta que me cayó un trueno,
me electrocutó
me quemó
me deshizo
y me rompió
al son que mis ojos llovian
y nuestros labios se separaban...
Momentos que crearon
a un inhóspito vianante
de capota azul
y sombrero elegante.