A cada segundo que pasa,
una ruedecilla
ejerce la fuerza motriz
del poderoso tiempo.
La arena cae
en forma de piedra arenisca
oprimiendo el aire
tranquilo y fresco.
¡Rugido de león
contra el infinito horizonte,
latido de corazón
herrero que impone
los forjados segundos
que le dieron!
Supimos que nos hundimos
en la historia por sus recuerdos.
Pura y salvaje, naturaleza
de la esencia completa,
el orden del tiempo
y el desastre del espacio.
No se puede volver a atrás
pero podemos repetir la historia:
hundirnos con los barcos
o flotar con los cadáveres.
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