jueves, 10 de enero de 2013

Dulce manzana



En medio de la vida
sentí una gran alegría:
pasó todo en una villa,
mujer poco sencilla.

Con un manual de encanto
aprendo, miro y canto
en su ventana, entretanto
pienso en la manzana... ¿Cuánto?

Mañanas, tardes, noches...
Olvidando otros amores
mientras yo la sigo en coche,
enloquecido, el roce...

Me confieso: a ti Anna
busco tu dulce manzana
que Eva y el otro, Adán,
mordieron en un afán.

La serpiente: "¡culpable!":
quería ser amigable,
ayudar y agradable,
un placer perdonable.

Eso mismo quería
hasta mi mano ofrecía,
su padre no me admitía
aunque pecamos días.

Primero nuestras manos,
después, unos cuantos besos,
calientes, ardientes labios,
acabamos fundidos.

Después sí, nos buscamos
y más llama, la encontramos
a golpes, nos la expandimos
como fieras: somos libertinos.

El tiempo y espacio:
visión que perdimos
en momentos
de contactos intensos.

Luz del alba y rocío
me encuentro solo y perdido,
del calor, ahora, frío,
pienso en sus rubios rizos.

Llama por un manzana,
ceniza ahora con el alba,
dulce era mientras duraba...
agria ahora en la mañana.

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