Sonrío con cierto brío hacia un camino que pierde principio y no le encuentro el final, tal vez lo tenga cuando consiga yo más tranquilidad, pues no hay señal que guié mis sentidos ni capataz que sea capaz de persuadirme del peligro, no hay bomberos que apaguen mi llama ni argumentos que me dicten con sonido si he bebido o si destruyo mi nido. De mi mente la he expulsado: no volverá, Bécquer con pájaros y yo viendo gotear las gotas de tinta de mi pluma, mi espada, mi arma que muerde como un puma, inspiración en la sangre que tinta la luna, llena de odio, venganza y frialdad; o nueva tras besos y caricias llenas de tus mentiras: solo buscan un placer que puedan hacerte feliz. Ira después de todo lo ocurrido que se irá por escribir de tal forma que pueda resumir lo que un día quise vivir, no hay fin para las letras, no hay fin para el que sueña, así empieza lo que uno quiera, así empieza la historia, continuación de la General Estoria. Ve, que hay prisas, haz de sus caras enormes sonrisas, ve que hay risas, haz de ellos grandes artistas, haz de ella una ninfa, haz de ti un filósofo-rey que puedas gobernarte sin tropezarte con la ley, ve y corre, huye por tu destino, fuego infinito de palabras y rimas, de versos y estrofas con experiencia de saber el dolor de las púas de la senda, tal vez seas poeta o escritor, pero acuérdate que existe fuera de tu mente un mundo exterior, acuérdate de que puedes a muchas mujeres querer pero así solo expresarás tu llama interior, acuérdate y no lo olvides, que hay piedras que puedes encontrarte: no te tropieces, al menos, con el amor, no otra vez.
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