Seguir una rutina, trabajar, estudiar, relacionarse con la gente, hacer deporte, salir de fiesta, escribir, leer... cuantos hábitos tener para seguirlos día a día y, con un simple y delicado cambio dentro del organizado plan organizado al límite, se te descuandre "todo", te quedes en blanco buscando una respuesta, buscando un quehacer, buscando mil escusas para sustituir aquello que hacías antes pero que no haces ahora: desorientarte.
Gran problema es el de la desorientación: tu cabeza se convierte en un recipiente vacío donde resuena una y otra vez la misma pregunta ("¿qué hago?") porque sólo buscas éso. Día tras día intentas cuadrar tu nueva y caótica rutina pero ya no es tan perfecta como la anterior: tienes tiempos muertos y aburridos donde no sabes que hacer. Tienes momentos donde no duermes porque sigues preguntándote cuál es tu quehacer... es una reflexión terrible, no tiene fin: cualquier objetivo en esta vida podría quitar tanto cuestionamiento pero uno busca su "verdadero" objetivo. ¿Qué es eso de "verdadero"? Simplemente el que nos gusta y nos motiva pero... ¿y si uno no pudiera alcanzarlo?; ¿y si hubiera otro mejor?; ¿y si mejor opto por objetivos con más salidas o más fáciles?
Sin duda hace falta cambiar las preguntas, ésas anteriores a mi, al menos, me desmotiva; mejor éstas: ¿por qué no me esfuerzo más?; si él (y muchos más) pueden ¿por qué yo no?; si hay uno ¿por que no dos (o yo)?
Sin desviarse más de la cuestión: ¿por qué nos desorientamos? Esta es la pregunta que dejo para el que quiera contestarme que lo haga.
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