sábado, 27 de octubre de 2012

Camino hacia el Sol (Sin llegar poder llegar)

Buscaba salir de la cueva y encontrarme con el prometido Sol de la vida, aquel que te hace feliz por ser el mismo Sol para todos. Tal vez fuese por seguir mirando las sombras y creer que las iluminaba el Sol, sombras a las que yo hablaba y solo el eco de mis esperanzas me contestaba, aunque de lejos oía la voz de alguien a quien conocía, no la podía ver ya que yo estaba encadenado completamente, mi vista solo me proporcionaba las imágenes de las sombras reflejadas en la pared. Estaba encadenado y enganchado al pensamiento, pues anteriormente pude ver ese Sol... pero volví a la cueva y, sin darme cuenta, me quedé otra vez encarcelado de mi mismo y de mi esencia. Enganchado de aquella voz, enganchado de aquel pensamiento de querer llegar a ver el Sol, enganchado de mi propia ignorancia, enganchado a la fatal sensatez de creerme las sombras de la pared, sombras que creía que las eran producidas por la luz del sol, sombras...

Si de fuerza no carezco,
si por mi sensatez no me empobrezco
y al final algo me falta,
no puede ser
que al parecer
deba tener calma.

Queriendo luchar
para ver mi Sol brillar.
Como una estrella,
un camino que me anhela.
Como un suspiro
espero indeciso, impacientado...

Pero acabo mal parado:
de la cueva no saldré
desesperado acabaré
¿quién me hizo daño?
¿quién me apartó del camino?

Si las sombras son mentiras,
si la voz solo una brisa
y el Sol una selenosis
¿quién me damnifica?
¡¿quién....?!

Como un renegado rehaciendo mi camino, hablando en contra de esas sombras y en contra de aquella voz conocida, en contra del Sol que aún quiero tener, en contra del sueño que un día soñé  aquel que me engrilletó por mi propia voluntad sin yo querer aceptar la cueva como camino de mi realidad, como un Bien que deseo tener.

 

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