No soporto más la situación
de guardarme las lágrimas
cuando todo esto será un error:
se me resbalan por el corazón.
Me mojan las llamas
y sólo dejan humo y cenizas
y una fría y delicada palabra
de la pregunta de si aún me amas.
No aguanto más quemar madera
esperando que me respondas,
dejándome llevar por la marea
y pidiendo que de alguna manera
tuviera sacos de sonrisas
de los que poder presumir
como un niño con sus tizas
o un abuelo con sus premisas.
Me pesan las lágrimas
y se me desbordan al interior
cuando todo esto será un error
que me congelará el corazón.
¿Y quién me diera una nueva ánima
que me levantase con razón,
otro que no fuese Platón,
a la vez que renace en mí el Amor?
Si supiera que mujer
las penas si se convertirían,
antes del atardecer,
en verdadero Amor.
Mientras... me pesan las lágrimas
en mi oscuro corazón...
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