Suicidan las palabras
las virtudes que empleabas
y los hechos destrozan
la templanza que yo gozaba
en tierras verdes esperanza
sin manzanos esperando crecer...
pero se convirtió todo en una matanza
donde el fuego empezó a arder.
Los cuervos no perdonan
manjar más rico que tus ojos
ni creen que traicionan
arrancándote a picos el corazón roto.
Los cuervos no perdonan
ni los mecenas dejan de pagar
lo que afanosamente custodian
para verte en el suelo clamar
el dolor que te perfora
desde dentro a aún más adentro
donde sólo ganas derrotas
por mantener un cielo abierto.
El sol ilumina con su luz negra,
calles sembradas
de la más fétida tierra,
cuerpos y vidas segadas
por la avaricia de un sentimiento,
del gozo extremo
y del amor incierto
que probaste en sus labios por dinero.
Ahora tus lágrimas resbalan
sordamente por el vacío
y tus tristezas abalan
la soledad, pues tu desafío
te conducirá al frío
llanto de un canto
mísero y destructivo
que llena del espanto
más aterrador
y arranca ya los ojos cegados
por tu hipocresía en el amor...
si no le quieres: dile adiós.
Aguantas en sus labios
una esperanza irreal
aguantando en años
algo que no ponías por igual.
Los cuervos no perdonan
manjar más rico que tus ojos
ni creen que traicionan
arrancándote a picos el corazón roto.
Y ahora miras la vida
con los ojos arrancados,
aunque no la tengas ida
no te los dará ni un milagro.
las virtudes que empleabas
y los hechos destrozan
la templanza que yo gozaba
en tierras verdes esperanza
sin manzanos esperando crecer...
pero se convirtió todo en una matanza
donde el fuego empezó a arder.
Los cuervos no perdonan
manjar más rico que tus ojos
ni creen que traicionan
arrancándote a picos el corazón roto.
Los cuervos no perdonan
ni los mecenas dejan de pagar
lo que afanosamente custodian
para verte en el suelo clamar
el dolor que te perfora
desde dentro a aún más adentro
donde sólo ganas derrotas
por mantener un cielo abierto.
El sol ilumina con su luz negra,
calles sembradas
de la más fétida tierra,
cuerpos y vidas segadas
por la avaricia de un sentimiento,
del gozo extremo
y del amor incierto
que probaste en sus labios por dinero.
Ahora tus lágrimas resbalan
sordamente por el vacío
y tus tristezas abalan
la soledad, pues tu desafío
te conducirá al frío
llanto de un canto
mísero y destructivo
que llena del espanto
más aterrador
y arranca ya los ojos cegados
por tu hipocresía en el amor...
si no le quieres: dile adiós.
Aguantas en sus labios
una esperanza irreal
aguantando en años
algo que no ponías por igual.
Los cuervos no perdonan
manjar más rico que tus ojos
ni creen que traicionan
arrancándote a picos el corazón roto.
Y ahora miras la vida
con los ojos arrancados,
aunque no la tengas ida
no te los dará ni un milagro.
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