martes, 22 de mayo de 2012

Frío y silencio


"Frío...Frío...Frío". Fueron las últimas palabras que pronunció en la televisión como mensaje de advertencia y, seguidamente, la oscuridad reinó, la luz se había ido de la ciudad. Los grillos sus ruidos deberían de hacer pero no se atrevían, la luna teñida de sangre aparecía... Solo quiso irrumpir aquel terrible y espeluznante silencio un molesto e irritante tic-tac del reloj de la pared. La noticia de que el mayor asesino de la historia se hubiese escapado hace unas horas y que además me hubiera enviado ese mensajito y de que cortase la luz no daba tranquilidad al asunto, ni siquiera el mirar por la ventana donde ya no se veía ni un solo coche, ni un solo transeúnte, ni un solo gato ni perro... Solo pude oír el vuelo de los pájaros, que también estaban impacientes con tanto silencio en las calles. Me puse a pensar todos aquellos momentos felices que pasamos juntos: la luna de miel en Méjico, el viaje a Florencia, el primer hijo, un segundo hijo... aunque la razón de ser considerado el mayor asesino no es solo el hecho de que estuviera encerrado en una prisión de alta seguridad antes de su fuga sino que en todos los momentos donde concebí mi felicidad fue donde cometió los crímenes más horribles y despiadados: en Méjico mató a 26 niños y a algunos de sus padres, en Florencia mato a 13 turistas y a sus hijos por falta de dinero, después mato a sus propios hijos, a mis padres y a mis hermanos... Salí espontáneamente de mis pensamientos cuando de repente oí un ruido que me asustó: alguien, con prisas, estaba subiendo las escaleras de incendio y lo seguía un hombre que gritó: "¡Alto! ¡Policía!". Nada más pronunció estas palabras comenzaron los disparos entre ambos. Disparos que irradian el pánico en el cuerpo y sacan la cara más pálida que uno podía mostrar.
El perseguidor rompió la ventana del piso de abajo y la señora Flummyherg gritó como si la muerte le hiciera una visita. Tuvo suerte porque el policía le salvo la vida al aparecer rápidamente en la habitación, entrando por la misma ventana, dándole una única opción a que el individuo saliera de allí. Hubo un momento de silencio, corto pero inaguantable, hasta que se oyeron sus pasos acelerados subiendo por las escaleras hasta el ático, donde yo vivía. De un disparo voló la cerradura, le pegó una patada a la puerta y entró en la habitación gritando: ¡Querida, ya he vuelto! Yo ya me había cambiado de posición, situándome detrás del sofá. Ahora, muerta de miedo, temblando de los pies a la cabeza, con los ojos cerrados pero llorando, apretando mis manos que agarraban mi blusa, pedía un milagro mientras aquel hombre que caminaba lentamente por la casa diciendo: "Frío...Frío...Frío..." Antes desmayarme por los nervios, oí un disparo, creía que me había matado, y no fue así: le mataron a él.

4 comentarios:

  1. Hola Nereo sóc Johaniel la historia esta molt insteresant, has sabut situar-me molt bé en ella mitjançant les descripcions, pense que es un poc curta y al final fan falta unes poquetes linies. També hi han troços que parles en primera persona pero no se si es referixes a la xica a punt de ser assasinada o vols intterpretar-ho com si fos el narrador.
    Molta sort Nereo y enhorabona.

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  2. Gràcies Johaniel per llegir-lo, acepte tot tipus de crítiques i sugestions, aixina mijoraré. Tinc un error gràmatic en un verb: envie. Ara despres el corregeix.

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  3. El començament es fa una mica raro.... però el final està prou bé

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  4. Hola, llego aquí a través del Google+. Me ha parecido muy interesante y me ha gustado. Es muy original. Un saludo desde unmomentodelectura.bolgspot.com.es y seguiré leyendo tus obras.

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