martes, 30 de octubre de 2012

Microrrelat: Records amb Thompson



La matí va eixir soletjada, però la vesprada es feu plujosa, encara així vam decidir anar a menjar amb la meua dona i els meus fills al restaurant del carrer Esperanto. Luigui, el cap del local, em va invitar a una taula per a la meua família. El local era grandíssim, lluminós i l'estil de decoració era el clàssic, com abans estaven decorats els antics restaurants: amb fusta i més fusta.
Vam demanar un bon plat de pasta per a cadascun i aigua per a veure. Em vaig absentar una estoneta per anar al servei i, en aquell instant on regnava el bon ambient que creaven les converses, començà el desastre. Amb les seues Thompson van disparar a tort i a dret sense deixar veure cap persona viva. La decoració destrossada, el sòl ple de sang i aquella escena, que vaig veure desde la porta del servei sense eixir d'allà, mirant com mataven els meus fills i la meua dona, igual que van fer amb mon pare i ma mare: amb unes assassines Thompson.

sábado, 27 de octubre de 2012

Camino hacia el Sol (Sin llegar poder llegar)

Buscaba salir de la cueva y encontrarme con el prometido Sol de la vida, aquel que te hace feliz por ser el mismo Sol para todos. Tal vez fuese por seguir mirando las sombras y creer que las iluminaba el Sol, sombras a las que yo hablaba y solo el eco de mis esperanzas me contestaba, aunque de lejos oía la voz de alguien a quien conocía, no la podía ver ya que yo estaba encadenado completamente, mi vista solo me proporcionaba las imágenes de las sombras reflejadas en la pared. Estaba encadenado y enganchado al pensamiento, pues anteriormente pude ver ese Sol... pero volví a la cueva y, sin darme cuenta, me quedé otra vez encarcelado de mi mismo y de mi esencia. Enganchado de aquella voz, enganchado de aquel pensamiento de querer llegar a ver el Sol, enganchado de mi propia ignorancia, enganchado a la fatal sensatez de creerme las sombras de la pared, sombras que creía que las eran producidas por la luz del sol, sombras...

Si de fuerza no carezco,
si por mi sensatez no me empobrezco
y al final algo me falta,
no puede ser
que al parecer
deba tener calma.

Queriendo luchar
para ver mi Sol brillar.
Como una estrella,
un camino que me anhela.
Como un suspiro
espero indeciso, impacientado...

Pero acabo mal parado:
de la cueva no saldré
desesperado acabaré
¿quién me hizo daño?
¿quién me apartó del camino?

Si las sombras son mentiras,
si la voz solo una brisa
y el Sol una selenosis
¿quién me damnifica?
¡¿quién....?!

Como un renegado rehaciendo mi camino, hablando en contra de esas sombras y en contra de aquella voz conocida, en contra del Sol que aún quiero tener, en contra del sueño que un día soñé  aquel que me engrilletó por mi propia voluntad sin yo querer aceptar la cueva como camino de mi realidad, como un Bien que deseo tener.

 

domingo, 14 de octubre de 2012

La batalla


Decidí un día no presentar batalla alguna y resguardarme de peligrosos combates, sin embargo, alguien con su mirada me lanzó, sin que ella supiera ni quisiera, una flecha envenenada (un veneno que me enloquecía y me desesperaba) y me metió en una batalla, un juego del que yo no me esperaba y decidí un camino (el equivocado) perdiendo la primera vez. No en vano dejé que el tiempo me diera que pensar mientras me curaba y noté que aún tenía astillas de la flecha que me quise arrancar (¡Maldito veneno!). Supuse que ser poeta era el filo de mi espada, el escudo de mi locura y el grito de mi alma, y comprendí que no era un arma de lucha sino de paz. Tomé posesión de la pluma como una bandera fuese y con destreza y maestría (maese de honor fuere) comencé a levantarme y hacer frente al camino, obrero de mi casa, poeta de mi esencia, que con inteligencia pensé que tal vez las esperanzas no fuesen vanas pues ya veo la buena ruta de esta vida tan bruta. Cada paso me hace un agudo dolor en el corazón (quien habla y no calla), no existe imagen ni color para expresarlo, no existe remedio para tal desenfrenado sentimiento. Adicto alguien me dijo... no lo sé, ¿existe el límite marcado por ley? Vi que mis mensajes estaban en tu armonía y te distes cuenta de dónde sacaba yo la fuerza, pero ya era tarde, vestido de Hood acerté en tu armado pecho y noté el olor de tu armadura quemada, aprovechaste, pues de mi distracción, y decidiste lanzar otra flecha, esta vez con la pluma (¡qué maesa!). Me distes, pero acostumbrado me tuviste tanto tiempo que ya ni me acordaba que era el capitán quien ordenaba lanzarte las cartas. Perdí el interés por el cuerpo cuando conocí lo bueno de estimular lo de dentro. La batalla es un juego como la vida un misterio, el destino una parodia y el tiempo quien lo borra todo... entonces ¿Habrá que pararlo no, y hacerlo eterno? ¿O prefieres que supure tus dolores, que se queden cicatrices y un recuerdo que muera el seso e duerma para siempre?

miércoles, 10 de octubre de 2012

Una cuerda engancha al juego

De vez en cuando se recuerda que la historia y los recuerdos son una cuerda que lanza imágenes del pasado, que hace sangre en el corazón. Un adios, una marcha hacia un lugar donde no puede llegar la vista e incluso ir más allá, una grieta, y después, una fisura que parte el alma en dos y, ni siquiera, te puedes llevar una parte, lo dejas en lágrimas dolorosas y en gritos que piden ayuda por unir los fuertes lazos que hicistes, ahora, ya desechos... la esperanza, lo sabes muy bien, nunca muere, siempre hay alguien que quiere tomar las riendas, recoger los trozos de tu alma.... es peligroso el juego que nos da la vida con el riesgo de elegir: nunca sabes lo que hay porvenir ni lo que susodicho juego te deparará... no hay asistencia más bien es una existencia, se respetan tus ideas y tus opiniones pero tu... ¿respetas la de los demás? Lánguido pasa el tiempo y rápido los acontecimientos: ordinariamente no se consigue ganar cuando se mira como trofeo al personal mas hay que saber jugar, quien mueva pieza con amor debe acertar.
Es inevitable que el corazón piense que es razonable querer sin ser amado, que acostumbrado ya a morirse las esperanzas empieza uno a aprender a respirar, a darle igual las riendas de los demás...

La fuerza reside....
y con ganas se consigue....
aunque parezca imposible...
queriendo ser la cuerda donde puedas estirar.

Los caminos se entrecruzan, con tranquilidad todo vuelve, solo de apariencia, a la normalidad, sin embargo, todos los caminos llevan a ROMA, y al revés, al juego que nos presenta esta vida.