sábado, 15 de junio de 2013

Triste historia de amor (Prosa, Ensayo)


NOTA DEL AUTOR: La canción para acompañar la lectura

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Decidí contar al mundo, o al menos, que todos pudieran leer lo que, a mi parecer, ocurrió algo difícil de creer.

En el momento que los lobos aúllan, al cielo, exclamando su sed de sangre, los cuervos vuelan observando con que vida acabaran y los demonios salen también a divertirse y a cazar; un ángel, con antiguos modales y extraños comportamientos, decidió andar sobre los cimientos de un lugar que solo escondía en la oscuridad a una multitud, pero a todos no, sólo una persona estaba en la luz. Ella.

Entré como el ángel que vuela por encima de las miradas llenas de rencor. Y volé por encima de cuchillos y maldiciones llenas de furia, rabia y dolor... Yo veía en ella lo que los demás no veían... sólo unos pocos aprovechados compartían conmigo ese mismo don. Yo veía en ella bondad y simpatía, dentro de una mezcla formada por el conjunto de su sonrisa y su mirada, que me ataba las alas para no volar y marchar. Yo veía en ella que cualquiera en su lugar hubiera acabado ya de arrancarme las plumas de mis alas y junto a mi esencia quemarlas para poder siempre olvidarlas. Yo veía en ella que la pureza de sus palabras iban más allá de la simple verdad. Yo ví, en sus ojos castaños como almendras tostadas, un fuego de color azul entre gritos que se perdían entre el ruido del local. Veía, que era cierto hasta en su comportamiento, que el juego del amor la azotaba sin parar. Sentí que era la ocasión, que tenía que intentarlo hasta dos veces más hasta que, sin saber ella misma ni lo que decía, yo ya no quise mirar ni enterarme de nada más. Hize un escudo para conducirme sólo por el camino de la felicidad en un antro tan lleno de borrachos y maldad. Hize un escudo (¡infeliz infantil que soy!) para protegerme de la melancolía y de llorar, para que simplemente pudiera disfrutar de la soledad, para que pudiera extender mis débiles alas hasta la infinitud del horizonte y ver llover mis plumas blancas sacudiendo la negra situación tan pudienta como sangrienta para mi tímido corazón.

La memoria aún me golpea aunque ya no sea el ángel que creció en mi interior. Me acuerdo de todo, sin olvidarme ningún detalle, sin olvidarme que después de verte feliz de vi llorar. Te vi llorar por algo que TU no quisistes crear. Te vi llorar: yo de pie y tu sentada en el suelo de la calle del bar.

Me fuí, me largué hacia el infierno donde pude consumir lo que me queda del amor en una copa de coñac fría, aspera, densa, triste donde el lento alcohol estaba mezclado con algo lleno de odio, veneno y dolor.

 

6 comentarios:

  1. Muchas gracias....me encanta Loquillo, no cambiará nunca. La historia, buenísima. me gusta muchísimo como escribes. Abrazos!

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    1. Gracias Sonsoles Domínguez:

      Loquillo es uno de los roqueros que más me gustan y al final he decidido que lo conozca más gente a partir de mis historias.

      Gracias por tu comentario

      Un fuerte abrazo

      NIG

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  2. Trato y trato de mandar mensajes pero esta historia es buena me gustaría seguir leyendo.

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    1. Gracias Araceli Moreno:

      Puedes leer todas las historias de mi blog que quieras. Sobretodo agradezco los comentarios.

      Gracias por tu comentario

      Un fuerte abrazo

      NIG

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  3. cada vez que leo estas lindas palabras ,me fortaleze en mi interior creo haber volado en alas doradas ,donde mis companeros perdidos se dispersaron amo el contenido y todo el ser que se presenta en el ,angustiada en como terminaria es solo dejarse entrar en el corazon quien a robado a ese ser . para mi hermosicimo cada vez cambio en sentimiento y por mas que lo leo me encanta mas.felicidades ,.

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