Ensayo poético II

Fuego que roza tu piel
y se adentra al corazón
con besos que saben a miel
y besos con mucha pasión,

pero la sangre fluye
ardientemente, nada
entre nosotros ocurre
sólo que uno quiere y el otro ama,

solo con nuestros cuerpos,
como objetos
del amor.

Nuestras miradas,
nuestras caricias
y nuestras risas
¡se fundían
sin ninguna prisa!
Eternidad veían...

¿Muere el tiempo?
No recordare
en todo el entretiempo
mientras yo amare

¡Qué duren las caricias!
¡Qué duren las sonrisas!
¡Qué duren los besos!
¡Qué duren!

Fuego intenso
que vives en el centro
de mi corazón,

dale madera de poeta...
¡y que aviva la llama
siendo esta su razón!

Fuego, llama y pasión,
si cae agua fría...
¡se acabó!