viernes, 23 de octubre de 2015

Las agujas y las hojas

Agujas de hierro
pinchan las gotas,
frías y delicadas
que caen de las hojas.

Agita una suave brisa
una leve sonrisa,
reflejada,
en la luminosa luna.

Queda atrás el tosco tiempo
bajo la losa pesada,
y el "yo no siento"
baja la guardia.

Hojas juguetean ahora
con las agujas de plata,
templada caída
de frías gotas de rocío.

Y una luna
que se baña
lentamente
en el mar de plata

exagera el chapuzón
levantando la marea
que con gracia
agita los barcos.

Y entre el estruendo
del guarda del puerto,
mientras, unas hojas
y unas agujas
juegan con las gotas.

Un tejedor se dejó
la red,
en donde su mujer
se dejo su costureras.

De ahí que bajo el árbol
se encuentre dos objetos:
uno encierra y el otro pincha,
como el amor mismo.

lunes, 8 de junio de 2015

Se nos acabó el tiempo

A cada segundo que pasa,
una ruedecilla
ejerce la fuerza motriz
del poderoso tiempo.

La arena cae
en forma de piedra arenisca
oprimiendo el aire
tranquilo y fresco.

¡Rugido de león
contra el infinito horizonte,
latido de corazón
herrero que impone

los forjados segundos
que le dieron!
Supimos que nos hundimos
en la historia por sus recuerdos.

Pura y salvaje, naturaleza
de la esencia completa,
el orden del tiempo
y el desastre del espacio.

No se puede volver a atrás
pero podemos repetir la historia:
hundirnos con los barcos
o flotar con los cadáveres.

domingo, 26 de abril de 2015

Es el tema de la mugre

Escucha atentamente
antes de que mueras:
morir no es dejar de respirar
sino respirar sin darse cuenta.

Debes de vivir
con la mejilla en la cartera
y una bolsa vacía
por si te quieren robar la memoria.

No hay rincón
para la felicidad,
es una consumición
de contrato con permanencia.

El dolor fluye ante ríos
de masas indecisas,
de masas que no mueren,
ni viven ni quieren.

Es el tema de la mugre
que se pega en los andares.
Se restriega ante ti
el placer de morir.

Y vacía la definición del ente
pasamos a tu mirada,
posición de frente a frente,
realidades en combate.

Es el tema de la mugre
mentir sin esperárselo,
decir la verdad esperando mentira,
vivir sin saberlo.

Es el tema de la mugre
infectados de incertidumbre:
no se lo que dices
ni se lo que pienso.

No comprendo mi universo
reducido a mi cerebro.
Yo quiero elevarme con mi alma
respirando sin saberlo.

martes, 17 de marzo de 2015

Tu eres mi sombra y yo tus alas

Nos conocimos:
tú en mi oscuridad,
y yo en tu libertad,
comienzo de amigos.

Llenaba mi alma
de tragedias,
de llantos,
de odios…

Mía fue una guerra,
mi doble,
mi demonio,
contra quien juré venganza.

Una máscara,
protege,
esconde,
una sombra no proyectada.

Ahí te quise conocer,
ver tus labios
diciendo bellos argumentos
que rompen cadenas
que fuesen luz,
razón pura,
y verte otra vez
proyectar mi sombra.

Yo te quise,
como pájaro,
como cometa,
como nube.

Te quise ver volar
pero sólo me iluminabas
y por eso
te ofrecí valor.

Una guerra con máscara,
una luz para mi sombra,
unas alas para el que vuela,
un poema para el que no ama.

Nos conocimos:
yo te quise, tu volaste
y proyectaste una sombra
con la que luché.


Aún recuerdo,
nuestros ratos,
nuestros momentos:
los guarda la memoria.

Una caja de música
recuerda  nuestro baile,
nuestro rock’n’roll,
nuestros desfases.

En el jardín de las delicias
encontramos  nuestro futuro
y un espejo
con esperpento reflejo,

perdición para el gusto,
se saborea ahora el miedo
tras el cadáver,
me encuentro

no una rosa de amor,
ni un poema hecho de corazón,
ni un cuervo amenazador,
ni las cenizas de un caballo.


Yo, me encuentro yo…
pero sin máscara.
Un monstruo, demonio
tragaluz, todo un “sophia”.

Conocedor del horror,
disfruta con el terror,
confundido por la furia
mi otra sombra me quiere matar.

Todo es un duelo intenso,
amor o violencia…
la incoherencia
del trato justo.

¡Nos hicieron de carne
y no  de algodón!
¡Este mundo no es de aire
sino de tierra!

Por ti yo te haría volar,
pero alúmbrame,
de tu malicienta cara
me llegué a enamorar.


Tenía los labios
con los que me besaba,
y los ojos …
 ahora en paz.

Largas miradas,
profundas,
intimidatorias y,
llenas de amor.

Tus brazos,
me agarraban,
me rodeaban,
te aproximabas,

y tan cerca estábamos
que toda tormenta
era mero ruido
y un simple rocío.

Tan cerca que tu pupila
era donde yo clavé mi pupila,
mi mano tocó tu pecho,
tu corazón deseaba …


¡volar! ¡Esa libertad!
¿No eras libre, mi faro?
Ton liberté,
pour  l’amour,
oú se trouve?

Pero el grato recuerdo de ti fue
en el reinado de las caricias,
de los mimos …
pero eso fue hace mucho tiempo.

Nos conocimos:
tu en mi oscuridad
y yo en tu libertad,
comienzo de amigos.

Tristes historias
de odio y amor
comenzó la tinta a marcar,
un recuerdo …

Y te recuerdo,
petite Louvre,
en mi pupila:
memoria de una llama inapagable.

¡Lo sigo sintiendo!
Las ganas de volver a verte,
besarte y perderse
en un tiempo finito

en tu infinito amor,
dulzura,
oú êtes-vous,
petite Louvre?

Y me marca la muerte…
tu recuerdo incesante,
tus alas al volante
y un dolor…

No quisiste quedarte,
proyectar mi sombra,
oú êtes-vous,
petite Louvres?

Recuerdo la música
“pégate a mí” sonó,
y ahora “¿dónde estás?”
oigo cuando pienso en ti.


¡Escucha! ¡Allá,
no vueles con golondrinas
ni te unas a una banda de cuervos!
Vive sin ciudad.

Toma como religión
quien  con fervor
lucha en contra,
en contra de su sombra.

Toma como hogar
una morada
sin techo
pero con suelo.

¡Cruza el arco!
Toma la no-ciudad,
que eres digna de gobernar
con tu libertad.

Pero es inútil,
decir esto es demencial:
lleno de lágrimas
enfrente de tu lápida.


Mi oscuro traje,
mi cuerpo,
mi sombra enterrada
¡quiero volar contigo!

Si las rosas no se marchitaran
sabría que estarías viva:
me llenabas de alegría,
color de mi vida.

Escapamos,
corrimos,
caímos al suelo,
nos reímos,

y así muchos momentos.
Ahora no río,
ahora no escapo,
ni siquiera me levanto.

De rodillas,
en medio de la niebla,
delante de tu tumba,
humedezco la tierra encima de ti.


Oú êtes-vous,
petite Louvres?
Ce ne pas posible!
Todos los días lo repito.

¿Quién me hará sombra,
espada contra mi demonio,
en esta vida,
en esta locura?

Tras las campanas de matrimonio
me casé con mi infortunio,
le soy fiel a mi dolor
y me perdí en la niebla.

Dicen que me buscan
culpándome con mi locura
de la muerte de mi color,
de mi pájaro muerto.

Yo les dejo un poema,
cincuenta estrofas,
esto es amor:

¡Romántico dolor personal!

viernes, 13 de marzo de 2015

Sin Ciudad

Portentosa luz del sol
que atraviesa el arco
y muestra con temblor
herida en el punto flaco.

No hay cementerio
para descansar el alma:
vive para el vicio
y sufre, perdiendo las ganas.

No hay Justicia
que dicte bien
y con malas astucias
impidan a algo querer.

No hay religión
que profese protección,
que aguarde bien el corazón,
que evite la perdición.

No hay hogar:
familia del vivir
sin tener lugar
en donde poder existir.

No hay curandero
que sane tanto dolor,
que se traga el aguacero
pus y fétida descomposición.

Mi alma al arco va,
entrada de la ciudad.
Arco del Triunfo,
perdiste tu puesto fijo.

Mi alma al arco va,
camino incierto.
Antes el honor daba
y ahora sólo derrota
a nuestros pies postraba.

Siempre lo cruzo
y llego a la salida,
de la luz a lo oscuro
a un trozo desnudo.

No hay meta
ni tampoco ciudad,
sólo un arco
que invita a pasar.



martes, 3 de marzo de 2015

Caballos de fuego

Caballos de fuego
corren sobre la ira,
rojo cielo
sangre que cría.

Guarda en la furia
la verdad.
Mirada fruncida
sed sin saciedad.

Queman las venas
el fuego sincero:
al rojo vivo
ese olor pordiosero.

¡Cabalgad sobre el dolor!
¡Aplastad al enemigo!
¡Descubrid la verdad!

Caballos de fuego,
corren,
sobre el llameante prado.

Caballos de fuego,
salpican,
llamas a su paso.

¡Cabalgad sobre el dolor!
¡Aplastad al enemigo!

Arden en las venas
la venganza a cobrar:
la sangre no me llena
¿cómo voy a respirar?

Caballos de fuego
corren sobre la pólvora,
rojo infierno
vuelan despellejadas tórtolas.

Consume el infierno,
con sus monstruos,
cualquier deseo
o reclamo oscuro.

Brazos que se aferran,
a mí, por la misma fatalidad.
Gritan, lloran o pelean,
o piden claridad.

Se enfría este caos:
ríos de sangre
caen por todos los lados
como ocurre ahora,
como ocurrió antes...

Caballos de fuego,
¡cabalgad toda la fría noche,
del infierno al cielo,
y teñir la luna
en mi nombre!

Caballos de fuego
se apaciguan con el tiempo.
Sólo queda la luna
teñida de rojo.

¡Cabalgad sobre el dolor!




"Yo"

No hay experiencia
no hay grata satisfacción,
no hay existencia:
renuncia a la muerte
y a la vida.

Mundo dadaísta:
causas aristotélicas,
efectos kantianos,
horca para Rawls
y estatua dorada para el parásito.

Tauromaquia con la buena voluntad:
mentira supervalorada,
verdad estercolerizada.

Y sólo "yo",
sombra del bien:
Sócrates me apoya,
sombra del bien.


Cuervo

Oyes al cuervo,
te sangran los ojos
y se te clava en la espalda
una cruz que te mata.

Garras que desgarran,
piel hecha a tiras
y un corazón que se olvida
donde los cuervos lo atacan.

Sangre negra por mis venas,
refleja mi pico: ¡afilada navaja!
mis plumas la oscuridad llenan
y sólo muertes barajo en mis cartas.

¡RIP, RIP, RIP!
¡Muerte!
y a la luz del candil
ojos negros deciden tu suerte.

Sólo la pesadilla
es amiga del pájaro
y tiembla el claro
al volar los cuervos por encima.

Gotas de agua
enfrían la furia
con la que destrozan
y rompen la vida.

Gotas de agua
ahogan la rabia
y se tragan maldad...

Y los cuervos aprendieron a nadar...

Sangre negra por mis venas,
refleja mi pico: ¡afilada navaja!
mis plumas la oscuridad llenan
y sólo muertes barajo en mis cartas.

¡RIP, RIP, RIP!
¡Muerte!
y a la luz del candil
ojos negros deciden tu suerte.

¡PUM! y silencio:
un cazador listo,
en acecho:
caza cuervos,

no los mata,
los deja más negros.
No los mata,
les afila las patas.